Seguramente habrás escuchado muchas veces que el pueblo gitano enfrenta una discriminación específica. Se llama “antigitanismo”, pero no todos pueden definir concretamente esa palabra. ¿Qué es el antigitanismo? Desde el equipo ‘Está en tu mano – Actúa’ te ayudamos hoy, por el Día Internacional del Pueblo Gitano, a concretar su significado:
El Consejo Europeo recoge que el antigitanismo es “una forma específica de racismo dirigida contra los gitanos, una ideología basada en la superioridad racial, una forma de deshumanización y de racismo institucional alimentada por la discriminación histórica“. Además, añaden que sus modos de expresarse son “la violencia, el discurso del odio, la explotación, la estigmatización y la discriminación más descarnada”. Por todas estas cuestiones, el Consejo Europeo lo sitúa al mismo nivel que el antisemitismo (odio a los judíos por el mero hecho de serlo).
El antigitanismo se ha documentado como una discriminación persistente en el tiempo y en cualquier lugar. También es un tipo de odio que se realiza por sistema; es decir, se acepta y se reproduce en todas las comunidades de forma automática. En algunos casos, llega a acompañarse incluso de actos violentos. Pero, ¿qué ejemplos podemos poner de antigitanismo para que puedas reconocerlo? Es muy sencillo. Estarás incurriendo en antigitanismo si:
- Crees que un gitano o gitana vale menos que tú, es menos inteligente o menos capaz.
- Desconfías de un gitano o gitana sin conocerle. Crees que te va a robar, traicionar o a hacer daño, en general.
- No quieres que tus hijos se relacionen con compañeros gitanos del colegio, solo porque son gitanos.
- No das trabajo a un gitano o gitana, por el hecho de serlo, o desconfías de un comercio o empresa donde los ves trabajar.
- Tienes prejuicios sobre el pueblo gitano que no están basados en experiencias propias, sino en lo que “se dice”.
- Crees que su cultura es peor o inferior a la tuya, sin conocerla.
Tres dimensiones de discriminación
Por otro lado, la Unesco ha verificado que el antigitanismo actúa en tres dimensiones: la simbólica, la material y la institucional. La simbólica implica a los discursos, imágenes y textos. Es decir, a todas las manifestaciones culturales (canciones, documentales, cine, libros, televisión) que perpetúan los estereotipos hacia los gitanos. La dimensión material hace referencia a las desigualdades en vivienda, empleo, salud, patrimonio heredado y nivel de ingresos. Es decir, condiciona sus oportunidades. Por último, la dimensión institucional alude a las formas que tiene el funcionariado público de perpetuar dichos estereotipos. Por tanto, implica de forma directa a médicos, profesores, policías, jueces y todo trabajador de la administración pública.
No lo olvides: Está en tu mano parar los mensajes de odio.