El virus que puso al mundo en alerta
Si hay una noticia que ha copado los informativos en lo que llevamos de 2020 es sin duda la crisis del coronavirus. Nos tomamos las uvas con el ruido de fondo de que algo estaba pasando en Asia pero sin prestar demasiada atención. ¿Alguien había oído hablar de Wuhan antes de esto? ¿Alguien piensa que volverá a oír hablar de Wuhan cuando pase esto? China se llevó el primer golpe y, hasta la fecha, también el más fuerte, pero como si de una peli de monstruos se tratase, este virus no iba a conformarse solo con China.
Pronto este virus comenzó a correr, y estaba claro que no iba a tardar en llegar hasta nosotros. La población asiática o descendiente ha sufrido mucho estos meses por la incertidumbre, la preocupación por sus familias y su tierra. También por la oleada de racismo de la que occidente ha hecho gala estos últimos meses. Se les ha llamado virus, se les ha instigado, insultado, difamado y maltratado. Se les ha señalado como los culpables, como los infectados, como los peligrosos, como los monstruos y su respuesta… ha sido comprensión y paciencia.
Un poco de esperanza
En los últimos días, desde que España se viera confinada por este estado de alerta que nos aprisiona, la población china ha demostrado hasta qué punto comprenden la magnitud de esta crisis. A todos nos han llegado vídeos de su buena voluntad: repartiendo mascarillas en una boca de metro de Usera en Madrid o a los clientes de riesgo que iban a comprar a sus tiendas en los días previos al confinamiento, regalando cajas de protecciones a los Mossos d’Esquadra de Badalona.
Su última muestra de solidaridad fue el 23 de marzo cuando ciudadanos chinos de Murcia, ante el aviso de que el hospital Virgen de la Arrixaca tenía falta de guantes de látex y mascarillas para proteger a sus médicos, se acercaron a regalar suministros para asegurarse de que los que no tienen más remedio que trabajar estos días lo puedan hacer con seguridad. ¡Ay! ¡Que bien nos vendría ahora un poco de ese otro virus chino de la solidaridad! Por desgracia ese no se contagia tan fácilmente.